"Me haría vegetariano si no fuera porque soy algo parecido a una rata imbécil sin corazón y circunvalante." (Vicente Urquía)

La batalla de Barcelona

Este jueves 11 de marzo a las 20:00 en el CSO Absenta.
La vieja memoria. Jaime Camino, 1977.


(...)

«¡No se puede con el ejército!» Dos veces fui testigo de este grito. De niño en Reus, cuando la revolución de 1909. Y en 1917. Grito heroico y desesperado.
Levanté en alto mi fusil ametrallador, blandiéndolo, y grité estentóreamente, causando la admiración de Jover y Ascaso: «¡Sí, se puede con el ejército!».
Al día siguiente, recién muerto Ascaso, que cayó como a veinte metros de donde nos encontrábamos al recibir la rendición de los oficiales que guarnecían el antiguo edificio de la Maestranza, en Atarazanas, también aparecían éstos con el gesto de los vencidos, descamisados, sucios, mirando al suelo, con los puños cerrados, firmes y casi de puntillas, convencidos de que los íbamos a pasar por las armas en el acto. El compañero García Ruiz, tranviario, me preguntó:
—¿Qué hago con ellos? ¿Los fusilo?
—No —le contesté—. Llévalos ahí, al sindicato de Transportes, y que los tengan presos.
Habíamos vencido totalmente. El ejército, roto, estaba a nuestros pies. Mirando hacia donde acababa de caer muerto Ascaso, grité:
—¡Sí, se puede con el ejército!
Quedaban vengadas todas las derrotas que sufriera la clase obrera española a manos de la militarada reaccionaria.
1909, con sus víctimas y mártires: ¡Vengados!
1917, con sus víctimas y mártires: ¡Vengados!
1934, con sus víctimas y mártires: ¡Vengados!
¡Vivan los anarquistas!, fue el grito que durante aquel día, 20 de julio, se oyó por todas las calles de la ciudad.
¡CNT...! ¡CNT...! ¡CNT...!, rugían los cláxones de los automóviles, camiones y ómnibus.
Fue un día muy largo aquel 20 de julio. Ese día había empezado el 18. Fue el día de la gran victoria. Fue el día que empezó la gran derrota. Y la gran derrota empezó en el momento en que Companys llamó por teléfono a la secretaría del Comité regional de la CNT de Cataluña para rogar que la CNT enviase una delegación a entrevistarse con él.
 
(...)
 
(Extraído de El eco de los pasos, la autobiografía de Juan García Oliver)
 

Vídeo: mítico discurso de Juan García Oliver el 20 de noviembre de 1937, primer aniversario de la muerte de Durruti.

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